¿Qué determina que haya un servicio a Dios con altos estándares de ética en el desenvolvimiento? En esencia algo que demanda nuestra sociedad. Se resume, en una palabra: Integridad. Esa integridad es la que debe acompañar nuestros pensamientos y acciones, con lo cual el desenvolvimiento tendrá la fuerza suficiente para ejercer una poderosa influencia entre las personas en las que desarrollamos el trabajo.
Piense por un instante en la iglesia del primer siglo. Necesitaban quienes sirvieran en la comunidad local de creyentes. Vamos al relato Escritural que, probablemente, sabemos de memoria:
En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (Hechos 6: 1- 7 | RV 60)
Los seguidores eran muchos. Lo deja claro el texto. Constituían una multitud. No obstante, debían reunir unas características especiales:
- Buen testimonio de vida
- Sabiduría
- Llenura del Espíritu Santo
- Disposición para servir en la obra
Por favor, repáselos con detenimiento. En esencia estos fundamentos están ligados a la ética. Todos los aspectos que hemos abordado hasta hoy.
JOB, UN HOMBRE ÍNTEGRO
Cuando apreciamos la vida de Job, encontramos que además de su fe en el Dios verdadero, era alguien con un alto nivel de ética que le llevaba a sobresalir en la sociedad:
Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.» (Job 1: 1 | RV 60)
Pero hay algo más: Dios mismo expresó su complacencia por el desenvolvimiento de este hombre:
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?» (Job 1: 8 | RV 60)
Nuestro amado Padre es consciente de lo que hacemos. Sabe cada paso que damos y se siente honrado y, guardando las proporciones, hasta orgulloso de lo que hacemos, mucho más sin duda cuando tenemos un ministerio y somos responsables en lo que hacemos.
En medio de la maldad prevaleciente al comienzo de la humanidad, dice la Biblia que «… Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.» (Génesis 6: 8 | RV 60)
Había en él algo diferente. Ese “algo” es lo que impacta, lo que trasciende, lo que trae transformación. La ética es ese “algo” que está necesitando nuestra sociedad y usted la persona que está llamada a imprimir cambios en el ejercicio ministerial. Su responsabilidad es grande y entendemos que sólo podrá cumplir con ese reto, cuando camina diariamente de la mano de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
Requerimos con urgencia la ética en el ministerio. En sus manos está sumarse a esta importante meta.
¡Dios le bendiga rica y abundantemente!
Lic. Teol. Fernando Alexis Jiménez
Director
Instituto Bíblico Ministerial